Síntesis de los resultados
El barong objeto de estudio, también conocido como «barung», es un cuchillo de hoja ancha y corta, considerado el arma nacional de los tausug, grupo etnolingüístico de la isla de Sulu. La pieza lleva una etiqueta que indica que perteneció a uno de los tres juramentados que atacaron la casa del sultán Harun el 16 de agosto de 1888, matando a un moro y a tres chinos, e hiriendo a siete más. El sultán Harun, conocido como Muhamad Harun ar-Rashid, fue el sultán de Sulu designado por el gobernador general de las Filipinas, Emilio Terrero, desde septiembre de 1886 hasta su abdicación en 1893. La imposición de Harun provocó un conflicto bélico con el sultanato que causó numerosas pérdidas a los suluanos. Harun abdicó en 1893, y Amirol Quiram, el heredero legítimo, fue finalmente proclamado sultán del archipiélago. Nacido en la isla de Palawan durante la primera mitad del siglo XIX, Harun había sido uno de los datus de esta isla antes de convertirse en sultán y murió en abril de 1899.
Pedro Ortuoste García, nacido en Manila en 1836, fue un destacado traductor de las lenguas de Mindanao y Joló para la administración española en Filipinas. Ortuoste jugó un papel crucial en las operaciones militares y en la traducción de documentos relevantes para la administración colonial, participando en acontecimientos importantes como la firma del tratado de soberanía en Joló en 1878 y el nombramiento del sultán Harun en 1886. Condecorado por su dedicación y valentía, Ortuoste fue una figura central en la administración española y en la comprensión de las regiones de Mindanao y Sulu. Durante la crisis de 1882 con el sultán Badaruddin II, se consideró la posibilidad de nombrarlo secretario del sultán de Sulu.
En 1887, Ortuoste viajó a Madrid para asistir a la Exposición General de las Islas Filipinas y entabló amistad con Víctor Balaguer. Este hecho se materializó en varias donaciones a la Biblioteca Museo Víctor Balaguer (BMVB) a partir de 1888. A pesar de que las donaciones de Ortuoste fueron significativas, solo cinco de los cincuenta y cuatro objetos mencionados en el boletín del museo están registrados como donación suya. La coincidencia de fechas entre el ataque a Harun y la llegada de su donación al puerto de Cádiz sugiere que el cuchillo del sultán Harun probablemente no formaba parte de esta donación.
Aun así, el análisis de los documentos y las comunicaciones entre Pedro Ortuoste y Víctor Balaguer revela una compleja red de donaciones y adquisiciones relacionadas con la colección filipina de Vilanova y nos permite hacer conjeturas sobre la llegada y el origen de ciertos objetos. La correspondencia de Ortuoste con Balaguer indica que tenían planes —a través de Alfredo Darnell, importante militar con base en Joló— para enviar varios objetos, incluyendo una lantaka y el trono del sultán de Joló.
La publicación en el Butlletí de la BMVB confirma la recepción de la lantaka y la intención de enviar el trono una vez restaurado, aunque este en cuestión nunca llegó a Vilanova a causa de la muerte de Ortuoste. La carencia de documentación específica sobre el barong, una arma con un trasfondo histórico significativo, sugiere que podría haber sido incluido en el envío de Darnell, especialmente si consideramos la coincidencia con el atentado que involucraba al sultán Harun. La ausencia de menciones en archivos oficiales y bibliografía insinúa que la información sobre el barong podría haber sido tratada con discreción debido a su naturaleza política y a su posible impacto en la percepción pública y las relaciones internacionales.
La muerte de Ortuoste en mayo de 1889 y la posterior mención en el boletín de este hecho refleja el valor de su contribución a la colección de la BMVB, a la vez que subraya la dificultad de verificar todos los aspectos relacionados con las donaciones. Las conjeturas sobre el barong y otros artefactos destacan la necesidad de una investigación más profunda para esclarecer la procedencia y el destino de estos elementos, evidenciando que la carencia de documentación puede llevarnos a especulaciones casi detectivescas basadas en fragmentos de información disponible que hemos conseguido localizar durante el proceso de investigación.
Reconstrucción cronológica de la procedencia
El barong, objeto de estudio (escrito también como «barung»), es una arma en forma de cuchillo que consiste en una hoja corta, ancha y de un solo corte, considerada como el arma nacional de los tausug, uno de los grupos etnolingüísticos de la isla de Sulu. La longitud de la hoja de los barong tiene un rango de 20 a 56 centímetros, y en el caso concreto que tratamos presenta 36 cm. Lo más interesante del barong es la etiqueta que lo acompaña, donde dice:
«Perteneció a uno de los tres juramentados que entraron en la casa del sultán Harun (16 de agosto de 1888). Mataron a un moro y a tres chinos e hirieron a siete de estos».
El sultán Harun se llamaba Muhamad Harun ar-Rashid y fue nombrado sultán de Sulu («Joló», en la época de la ocupación española) por el gobernador general de Filipinas Emilio Terrero, en septiembre de 1886. Ocupó este cargo hasta el año 1893, cuando abdicó. Harun había nacido a mediados de siglo XIX, en la isla de Palawan (denominada también «Paragua» en la época colonial española), de la cual era datu (líder por debajo del sultán). Murió en abril de 1899.
Para entender la figura del sultán Harun, tenemos que remontarnos a 1877, cuando el coronel Carlos Martínez se convirtió en el segundo gobernador político-militar del archipiélago. Este comandante consiguió, gracias a su sagacidad, restablecer el orden y la paz y negociar un tratado de soberanía con el sultán Jamalul Aʿlam (denominado también por los españoles como «Diamarol») que se firmó en julio de 1878. Gran parte del mérito en el éxito de las negociaciones pertenece al datu Harun, que no escatimó esfuerzos para convencer al sultán de que la paz y la lealtad a España eran preferibles a una condición de hostilidad continua que podría significar la ruina para el estado de Sulu. El tratado hacía énfasis en la sumisión de Sulu a la soberanía española, y los términos del texto en suluano lo expresaban de manera clara. Siendo este el último tratado firmado por ambos estados, puede considerarse que define la última etapa de la relación que existió entre ellos y la posición exacta que Sulu ocupaba en el archipiélago filipino durante el último período del régimen español.
va a l’arxipèlag filipí durant l’últim període del règim espanyol.
El sucesor de Jamalul Aʿlam, el joven sultán Badaruddin II, fue bastante laxo frente a la rebeldía de algunos de los datus del archipiélago que respondieron a los intentos españoles de consolidar su presencia en las islas con una nueva oleada de ataques de juramentados. Los juramentados eran guerreros musulmanes que —bajo juramento y con la promesa de ser premiados con el paraíso musulmán después de su muerte— perpetraban ataques suicidas con el objetivo de causar el número más grande de bajas posible. Según las crónicas españolas, el sultán era reticente a seguir los consejos que el Gobierno General de Filipinas trataba de imponerle a través de personajes como el traductor Pedro Ortuoste y no actuaba como garante de la estabilidad adquirida tras el tratado de paz. Badaruddin II era descrito como un personaje evasivo, influenciable por las potencias extranjeras, con una personalidad llena de excesos y, además, adicto al opio. Su corte tampoco era vista con buenos ojos. En especial su secretario, Hajee Omar, un hombre calificado de corrupto, que mantenía una relación cordial con los británicos de la Compañía de Borneo. No pasaba lo mismo con su madre, Inchi Jamila (viuda de Diamarol), que, de facto, constituía la personalidad del sultanato más respetada por los españoles.
En 1882, el gobierno de Filipinas, comandado en aquel momento por el general Primo de Rivera, descubrió que Badaruddin había comprado doscientos fusiles a los británicos. Este suceso puso en el punto de mira al sultán, puesto que, según los españoles, habría infringido claramente el artículo sexto del Tratado 77, artículo 10 (AHN, Ultramar, 5333, exp. 1, 1883). De regreso de su peregrinación a la Meca, el sultán fue retenido en Singapur por el cónsul de España, que intentó que viajara a Manila para reunirse con las autoridades coloniales. Lo que pretendían los españoles era, por un lado, que Badaruddin no pudiera finalizar la compra de armamento a los británicos y, por otra, destituirlo como sultán. Pero las gestiones del sultán y de su madre —con gran influencia y mejor trato con el gobierno de Manila que su hijo— consiguieron evitarlo. Además, durante estas negociaciones, el hijo del sultán murió, lo cual le permitió eludir nuevamente el viaje a Manila. Las últimas noticias sobre Badaruddin nos dicen que no pudo encontrarse con el gobernador Jovellar en Joló en enero de 1884 porque estaba enfermo: «en cama, perdido el conocimiento, [desde] hace cuatro días» (Cirugeda, 06/03/1884). Poco después, el 21 de febrero de 1884, Badaruddin moría por causas desconocidas.
La madre del difunto sultán, Inchi Jamila, transmitió la noticia de su muerte en una carta dirigida a Alejo Álvarez, traductor y compañero de Pedro Ortuoste. En esa misiva, Inchi Jamila informaba de que el paduca Majazari Maulana, sultán Muhamad, Amirol Quiram —hermano menor del difunto— había sido elegido como sucesor tanto por los datus como por los jerifes. Sin embargo, el consejo de ancianos (Rum-Buchara) se había dividido en dos facciones: una partidaria de Amirol Quiram —hijo legítimo de Diamarol— y la otra, partidaria de su tío Aliubdin —hermano del antiguo sultán—.
Aliubdin era un datu afecto al régimen español, como demostró en la presentación de credenciales frente al gobernador general de Filipinas Joaquín Jovellar (sucesor de Primo de Rivera) a quien regaló su propio kris en señal de respeto. También conocido por los españoles como datu Zumbin, gobernaba sobre Parang, Looc, Ygasang y Paticolo (AHN, 5333/1, documento, n.º 46, 1884). Aliubdin residía en el pueblo de Matanda desde enero de 1884 —«un pueblo marallao, marallao, como ellos dicen, lo que en nuestro idioma significa bueno en grado superlativo, o sea adicto al cristiano castila» (Cirugeda, Gaceta Universal, 1884)—. Las edificaciones principales de este lugar (la casa del datu y el blockhaus defensivo) fueron construidas de nueva planta por un destacamento de veinticinco trabajadores disciplinarios proveídos por el coronel Parrado. En Matanda se levantaba el pabellón español y Aliubdin era presentado a la prensa del momento como un personaje simpático y sumiso. A principios del mes de marzo de 1884, sus seguidores se reunieron con la intención de proclamarlo sultán. Entonces, el gobierno político-militar de Joló decidió enviar una delegación con los capitanes Darnell y Zamora y el intérprete Cipriano Enrile para disuadir a los partidarios de Aliubdin (Montero, II, 1888: 644). A pesar de los intentos de negociación, los seguidores insistieron en su proclamación. La delegación instó a Aliubdin y a sus acólitos a no hacerlo en Matanda, porque era un pueblo construido por los españoles y esto podría suscitar suspicacias al otro candidato y a sus seguidores que estaban en Maimbung, capital del sultanato. La noche del 13 de marzo, Aliubdin, su familia y todos los congregados se trasladaron a Patikol («Paticolo», en época española) y allí este fue proclamado sultán, según recoge el acta remitida al gobernador. Desde entonces, se dio la inusual circunstancia de la existencia de dos sultanes en Sulu.
A pesar de la falta de acuerdo entre ambas facciones, la situación se volvió en cierto modo favorable a la ocupación española, en la medida en que ambos sultanes y sus respectivos seguidores mostraban una actitud cordial y pacífica con el objetivo de ganarse el favor del gobierno colonial. Jovellar mantuvo un estatus de neutralidad con ambos bandos e intentó mediar entre ellos. En este sentido, se envió a Pedro Ortuoste con la propuesta de que la elección definitiva como sultán recayera en Amirol Quiram y que Aliubdin se ocupara de la regencia, que podría ejercer individualmente o en compañía de la sultana viuda. A pesar del dominio y conocimiento de las lenguas y culturas musulmanas de Mindanao y Sulu, Ortuoste fue incapaz de conseguir que ambas partes aceptaran esta propuesta.
En noviembre de 1884, Harun fue enviado por los españoles a Joló con la misión de mediar entre ambos sultanes, con los cuales tenía un parentesco. Harun era, además, el único superviviente de los firmantes del tratado de 1878. Algunas crónicas del momento (Montero, II, 1888: 650) defienden la tesis de que —ya fuera por la división entre los sultanes o por la influencia del gobernador de la isla, González Parrado— Harun concibió la posibilidad de convertirse él mismo en el nuevo sultán. Es posible que esta fuera la razón de su viaje a Manila en enero de 1885. Allí fue recibido por Jovellar, quien afirmaba defender al candidato que el pleno del Consejo de Ancianos dispusiera, fuera quien fuera, manteniendo así su posición de neutralidad.
El 12 de febrero de 1885, el general Terrero y Perinat fue nombrado gobernador general de Filipinas por Cánovas del Castillo. Se incorporó al cargo el 4 de abril, llevando con él órdenes expresas del Gobierno de Madrid de expansionar la zona de influencia española en el Pacífico, a imitación de lo que estaban haciendo otras naciones como Alemania o Estados Unidos —que pretendían ejercer su influencia, si hacía falta por la fuerza, para apoderarse de la zona—. No deja de llamar la atención que el primer viaje que Terrero hizo, solo a cinco días de su llegada, fuera a Mindanao, Sulu y Palawan (Montero, 1888). En esta última isla se encontraría con el datu Harun y hablaría con él no solo sobre el futuro de Palawan, sino también del de Sulu. Durante todo el conflicto, Pedro Ortuoste, traductor y hombre de confianza de la gobernación general, realizó misiones de todo tipo a Sulu y a Mindanao, asesorando tanto a Terrero como al propio Harun.
El 31 de agosto de 1886, Ortuoste llegó a Manila con Harun —todavía datu de Palawan—, Hajee Omar —secretario del sultanato de Sulu— y el pandita Mustafá —máxima autoridad religiosa del sultanato de Sulu—. Los acompañaban doce sirvientes que llevaban una gran cantidad de equipaje, armas e incluso cabras. La prensa del momento se hizo eco de la llegada del datu Harun a Manila, pero sin darse cuenta de que Hajee Omar y el pandita Mustafá no eran miembros de su corte. Durante su estancia en Manila, Harun estuvo acompañado en todo momento por Pedro Ortuoste, que, previsiblemente, actuó no solo como traductor, sino también como asesor.
El 24 de septiembre de 1886, en el palacio de Malacañang, el gobernador general empezó la ceremonia leyendo el telegrama del gobierno de Su Majestad Española que autorizaba el nombramiento del datu Harun como sultán de Joló. Inmediatamente después, le asignó el título de paduca Mahassari Maulana Amir Al-Muminin sultán Muhamad Harun Narrasid. Posteriormente, Harun juró su cargo sobre el Corán y finalizó el acto diciendo: «Juro guardar las capitulaciones y los mandatos de Su Majestad el Rey (de España)». Como acto de cierre del nombramiento, el general Terrero hizo entrega de un bastón de mando de marfil y oro al nuevo sultán. Harun fue el primer sultán de Sulu nombrado como Amir Al-Muminin, forzando a los miembros del sultanato (Consejo de Ancianos, datus y panditas) a considerarlo califa. Esto implicaría un elemento de fricción con muchos de esos miembros, puesto que no aceptaban ese título e incluso algunos lo rechazaron formalmente por escrito ante el Gobierno General de Manila (Donoso, 2023: 128).
Mientras en Manila empezaba a materializarse la nueva política beligerante de Terrero, en Sulu, los partidarios de Amirol Quiram iban en aumento. El 6 de octubre de 1886, el nuevo sultán Harun, acompañado de Pedro Ortuoste, salió de Manila rumbo a Zamboanga en el vapor correo Francisco Reyes. Una vez en Sulu, y a pesar del cordial recibimiento preparado con todos los honores por el gobierno político-militar de la isla, el sultán se vio obligado a residir bajo protección de la guarnición española ante las hostilidades manifiestas de los suluanos. Los principales datus no lo reconocieron e Inchi Jamila, viuda de Diamarol y madre de Amirol Quiram, protestó por la ilegalidad del nombramiento ante el gobernador español de Joló, Juan Arolas. Inchi Jamila se presentó acompañada de su séquito, que incluía al ministro de Guerra del sultanato, así como a los panglimas, multitud de datus y hombres de armas. Aun así, el nombramiento de Harun, aprobado por el rey de España, era definitivo. En caso de resistencia, Arolas había recibido órdenes de prestar apoyo militar al nuevo sultán.
Días después, el gobernador de Joló embarcó al sultán Harun en el cañonero Panay con unos doscientos hombres de la guarnición, algunos jefes y su intérprete, con destino a Parang, donde fue presentado por primera vez fuera del reducto español que constituía la ciudad de Joló. Tras el acto de presentación, se consiguió el reconocimiento por parte de los habitantes de Parang, aunque esto no duraría mucho. Al regreso de la comitiva a Joló, Parang fue atacada por los adeptos de Amirol Quiram.
A partir de entonces, se puso en práctica una estrategia militar de sumisión mediante la acción bélica, consistente en operaciones punitivas con el objetivo de reducir los fuertes (cottas) rebeldes y someter a sus supervivientes al nuevo sultán. Los ataques solían combinar el uso de armamento pesado con efectivos de infantería y, en algunas ocasiones, caballería. Se bombardeaba la cotta rebelde hasta abrir vías en el fuerte, donde la infantería luchaba cuerpo a cuerpo contra sus ocupantes hasta reducirlos. Una vez tomada, se requisaba el armamento, se saqueaban productos de valor y se quemaban los restos del fuerte. También se combinaban estas operaciones con expediciones marítimas de ataque a los rebeldes. En todos los casos, se obligaba a los supervivientes a someterse al nuevo sultán. Por su parte, los datus rebeldes que conseguían escapar levantaban nuevas cottas para resistir a los ataques y organizaban acciones suicidas de juramentados.
A lo largo de los siguientes meses, se sucedieron las operaciones militares y la tensión se fue incrementando en toda la isla, hasta que, en febrero de 1887, el gobernador general se vio obligado a declarar el estado de guerra. El 10 de febrero a la medianoche, pocos días después de la declaración, se presentaron ante el fuerte de Siassi unos trescientos guerreros suluanos, disparando sus fusiles y lantakas. La guarnición —a pesar de sufrir numerosas pérdidas— consiguió rechazarlos tras siete horas de fuego cruzado, con ligeros intervalos. Desde aquel momento, en Siassi se sucedieron los combates a diario. En marzo, Arolas pide refuerzos a Terrero, solicitando el retorno de los efectivos de Sulu que habían sido enviados a la operación militar que se mantenía en Mindanao. El 11 de marzo de 1887, Arolas recibió más de trescientos cincuenta efectivos entre compañías de regimientos y secciones de disciplinarios. Pedro Ortuoste acompañaba a los brigadieres al mando de dichos refuerzos. El 14 de abril llegaron al puerto de Joló dos cañoneros, un barco y una goleta.
Una vez llegados estos refuerzos, se puso en práctica un plan para destruir a la oposición al nuevo sultán. Se decidió atacar Maimbung —donde vivían Amirol Quiram y su corte— y los distritos del archipiélago gobernados por los panglimas.
El nombre de panglima surge de los reinos islámicos malayos y su raíz etimológica es el número cinco en malayo. Esto se debe a la creencia de que Alá tiene preferencia por los números impares. Históricamente, un sultán o rajá dividía su territorio en cinco distritos, cada uno gobernado por un panglima. Los panglimas eran responsables de la recaudación de tributos, la resolución de disputas, el mantenimiento del orden y la propagación de la fe islámica. Elegidos por su honestidad, sabiduría y capacidad de liderazgo, los panglimas eran esenciales para el funcionamiento de los sultanatos y rajanatos, y actuaban como intermediarios entre los vasallos y el rey. De acuerdo con los informes del Ejército español, en Joló solo existían cuatro panglimas (AGMM, 5460.14, 1887: 11).
Como parte del plan de ataque, los españoles hicieron correr el rumor de que se preparaba una expedición contra la isla de Tapul, pero la noche del 15 de abril se abrieron las puertas de la plaza de Joló y el gobernador español Arolas dio la orden de avanzar hacia Maimbung por tierra. Una guarnición de ochocientos hombres se disponía a tomar por las armas la residencia del sultán de Sulu. Maimbung se había convertido en la sede del sultanato en 1876 y disfrutaba de una gran independencia del gobierno colonial gracias al tráfico mercantil que los comerciantes chinos mantenían con Borneo y Singapur y que les permitía proveerse de todo lo que necesitaban sin depender de los españoles. Para los colonizadores, Maimbung era también un foco de piratería y de contrabando de armas y munición que había que eliminar. Al día siguiente de la partida de la guarnición, llegó el turno de los barcos de guerra. El sultán Harun y cincuenta de sus guerreros, en compañía de Pedro Ortuoste, formaban parte de la expedición.
El ataque contra la fortificación de Maimbung era inminente. De los combates con armas de fuego se pasó a los combates cuerpo a cuerpo, que provocaron muchas bajas en ambos bandos. Finalmente, la cotta quedó sembrada de cadáveres y en manos del Ejército español —que se apoderó de los pertrechos y las armas de los perdedores—. Según las crónicas, Amirol Quiram consiguió escapar en brazos de sus panditas (Montero, II, 1888: 713). En el salón del trono de la casa-palacio, se encontraron algunos efectos del sultán, como su parasol, por ejemplo, una caja de buyo o una poltrona regalada por los ingleses tiempos atrás. La casa de la madre de Amirol, que no se encontraba allí el día del ataque, fue ocupada por los españoles. Posteriormente, a pesar de los intentos de resistencia de los habitantes, se redujo por la fuerza a todo el pueblo. Los comerciantes chinos y sus pertenencias fueron respetadas porque eran considerados neutrales. Eso sí, estos fueron trasladados a Joló con el objetivo de que pasaran a proveer al nuevo sultán y contribuyeran a enriquecer el comercio en la zona ocupada por los españoles. Por el lado de los seguidores de Amirol, hubo 131 muertos —de los cuales 83 habrían caído durante el ataque al fuerte—, aunque los datos varían dependiendo de la fuente. Los jesuitas, por ejemplo, aumentan esa cifra hasta los 250 muertos del bando suluano (Albi, 2022: 547). Entre los caídos estaban buena parte de los cargos de la corte del sultán: desde el gobernador de Maimbung hasta el ministro de la Guerra, panditas (líderes religiosos), secretarios, jerifes, datus o mayordomos. Al día siguiente de la conquista de Maimbung, el sultán Harun desembarcó con sus guerreros y tuvo el dudoso honor de prender fuego a los restos de la fortificación y de reducir a cenizas la antigua corte del sultanato y ciudad santa, que ahora él borraba mediante la fuerza colonizadora que apoyaba a su reinado.
Después de la toma de Maimbung, entre el 8 y el 9 de mayo, se rodeó la cotta del panglima Alimarang, en Damang. El panglima accedió a someterse al sultán Harun a condición de que fuera con un solemne acto en su casa y en presencia de sus seguidores. La siguiente expedición se dirigió a Paticolo, pero el Ejército cayó en una emboscada que provocó muchas bajas y obligó a los españoles a hacer una retirada forzosa. Para Arolas, un contratiempo como este exigía una respuesta contundente.
La siguiente expedición, con la cooperación de la Armada, salió hacia la isla de Tapul con el objetivo de acabar con el panglima Sayari, que también era contrario a la imposición de Harun como sultán. El 24 de mayo de 1887, no sin grandes dificultades, se destruyó su cotta —un fuerte cuatro veces más grande que el de Maimbung y sobre el cual los españoles no tenían información alguna—. El panglima Sayari, vestido de rojo y blandiendo su kampilan, luchó con gran ferocidad hasta morir junto con ochenta de sus acólitos más fieles. En esta operación, los españoles requisaron todo el armamento pesado, así como las armas y otros objetos, antes de reducir la cotta a cenizas. Mientras eso sucedía, el sultán Harun atacaba las pequeñas cottas que había en el resto de la isla de Tapul. Al día siguiente, los datus de Tapul y los seguidores de Sayari que habían sobrevivido prestaron juramento de fidelidad a Harun.
En la Exposición General de las Islas Filipinas de 1887, dos expositores mostraron armamento requisado en las operaciones militares de Maimbung y Tapul. Por un lado, el mismo Emilio Terrero, gobernador general de Filipinas, exhibió armas y material militar de la toma de Maimbung en la sección de Adicionales. En la misma sección, el Museo de Artillería mostró material militar requisado en la operación contra el panglima Sayari en Tapul.
Durante los meses siguientes, las operaciones de sometimiento continuaron: el 27 de junio se obtuvo la rendición pacífica del panglima Jaujari que comandaba a seiscientos guerreros (La Oceanía Española, 08/07/1887, n.º 153: 3) y, el 19 de julio, Terrero informaba a Víctor Balaguer de la sumisión al nuevo sultán Harun de Amirol Quiram, de su madre Inchi Jamila y de su tío Aliubdin. En agosto se conquistó Looc y en el mes de septiembre la isla de Pata, liderada por el panglima Sackilan. En esta última operación, Harun contó con una fuerza de más de mil hombres gracias a la ayuda de nuevos datus, un panglima y veinticuatro nobles —acompañados de sus vintas y guerreros—. A principios del año 1888 cayeron otras cottas rebeldes, como la de Patikol que en aquel momento estaba liderada por el datu Calvi, todavía adepto a Aliubdin. En marzo, los combates se recrudecieron.
En una carta de Terrero a Balaguer del 3 de junio de 1887, el gobernador general de Filipinas informa de que «Harun sigue observando la misma discreta conducta que hasta ahora y creo que pronto podrá establecerse en el sitio que ha elegido para su residencia, que por cierto es muy a propósito por su situación y porque está inmediato a la Plaza». No obstante, el mismo Harun había escrito a Terrero para informarle de la delicada situación económica que sufría desde su llegada a Joló, donde había tenido gastos superiores a cuatro mil pesos. Como datu colaboracionista en la isla de Palawan, Harun recibía —desde la firma de las capitulaciones de soberanía de 1878— un sueldo de novecientos pesos anuales. Con su nombramiento como sultán, la cifra pagada por el Gobierno General de Filipinas aumentó hasta los mil quinientos pesos cada año, pero esto no era suficiente para el sultán que, además, desde la muerte de Diamarol, había dejado de percibir los cinco mil pesos anuales del alquiler de Borneo del Norte que le pagaban Alfred Dent y el barón de Overbeck. Harun pidió ayuda a Terrero para resolver la deuda de los ingleses pero España, que no había formado parte del contrato de alquiler, no le apoyó. En cambio, los españoles sí que se vieron obligados a defender el derecho de Harun a dar licencias de navegación a los barcos ingleses que querían entrar en las aguas de Palawan. Una función que Harun continuaba ejerciendo desde Joló y que supuso un conflicto diplomático con los ingleses que protestaban por tener que desplazarse para conseguir dichos permisos.
En las comunicaciones con Balaguer, Terrero describe con paternalismo y condescendencia la figura del sultán. No es el caso del superior de la Misión Jesuita de Filipinas, Pablo Pastells, muy crítico con el «nombramiento anormal de Harun» a quien denominaba «agente recaudador del anterior Rajá Muda». Pastells definía la corte de Harun como una «caterva jerárquica de cherifes, panditas, imanes y otros malayos, con sus turbantes, llegados de Singapur y otros puntos de la India» y advertía que la imposición del nuevo sultán haría que la «morisma» se volviera más refractaria que nunca al cristianismo (Albi, 2022: 541). Aun así, el responsable de uno de los episodios que contribuyó a aumentar este rechazo fue precisamente el padre jesuita misionero de la ciudad de Joló, que, en diciembre de 1886, bautizó sin consentimiento a un acompañante moribundo de Harun (BMVB, Terrero, Carta a Víctor Balaguer, 31/12/1886: 68). Este hecho supuso la expulsión fulminante del misionero, solicitada por el mismo gobernador general Terrero.
Desde la llegada de Harun a Joló, la ciudad estaba fuertemente defendida. Después de casi un año y medio de relativa calma, en junio de 1888, un ataque juramentado sacudió la ciudad de Joló (La Oceanía Española, 04/07/1888, n.º 152: 3). El siguiente atentado del cual hemos encontrado información es ya el del barong objeto del presente informe, la etiqueta del cual dice: «Perteneció a uno de los tres juramentados que entraron en la casa del sultán Harun (16 de agosto de 1888). Mataron a un moro y a tres chinos e hirieron a siete de estos». Sobre este episodio, desconocemos si el sultán estaba presente en la casa, ni tampoco qué pasó con los tres juramentados, que posiblemente fueron reducidos o muertos. Presumiblemente, el moro y los tres chinos formaban parte del personal de la corte de Harun. También es muy posible que nunca se hiciera público el suceso, puesto que ponía en cuestión el poder de Harun y hubiera podido alentar a una nueva rebelión de los datus ya sometidos. Sí que parece claro el motivo del ataque, siendo Harun el principal colaborador de la potencia colonizadora. No sabemos si a causa de este atentado o no, pero, el 12 de diciembre de aquel mismo año, los españoles hicieron entrega a Harun de una propiedad que incluía un nuevo palacio en la localidad de Mubu (Donoso, 2023: 127).
La pregunta que se plantea inmediatamente es: ¿Cómo llegó esta arma a la BMVB? A pesar de que en el boletín mensual de la institución se citan los nombres de los donantes y los objetos entregados, no hay rastro de donante alguno ni de ninguna entrada relativa a un objeto parecido al barong. Como ha podido comprobarse, la información disponible en el inventario sobre el barong no es del todo fiable, puesto que la datación se contradice (1899, por un lado, y 1887, por el otro) y no concuerda con la información disponible en su etiqueta. Está claro que la organización de la Exposición General de las Islas Filipinas, dirigida por el propio Víctor Balaguer —como ministro de Ultramar— supuso una oportunidad para incrementar la colección filipina, tanto con objetos para el museo como con libros para la biblioteca. La correspondencia de Balaguer con Joan Oliva nos indica que se solicitaron duplicados de obras (en aquellas que era posible) directamente a Filipinas, tal como pasó con el mapa etnográfico de Mindanao realizado por los jesuitas para la exposición de Madrid y enviado directamente desde Filipinas hasta Vilanova antes de la inauguración de la muestra (Oliva, 1887: 1). De igual modo, tanto en la correspondencia personal de Balaguer como en el mismo boletín, se explicita que, al final de la exposición, se enviarían objetos a Vilanova. Cuando menos, en las bases de la organización de la muestra había un artículo en que se estipulaba que si, después de la clausura, quedaban objetos sin reclamar, estos serían dados a beneficencia (Exposición General de las Islas Filipinas, 1887). También estaba previsto que gran parte de los objetos nutrieran el Museo Biblioteca de Ultramar en Madrid.
La exposición de Madrid se inauguró en junio de 1887, y en el Butlletí de la BMVB del mes de julio del mismo año (1.ª época, n.º 34, 6/7/1887: 5), se explica:
«Por conducto fidedigno hemos sabido que muchos de los objetos que figuran en la exposición de productos filipinos, actualmente abierta en Madrid, serán cedidos por sus dueños a esta Institución, para dar con ello una prueba de deferencia y gratitud al fundador de la biblioteca museo, actualmente ministro de Ultramar, a quien se debe la realización de tan importante certamen».
En efecto, Balaguer consiguió que algunos de los expositores cedieran sus obras directamente a la BMVB y sus donaciones se publicaron en el boletín desde agosto de 1887 hasta febrero de 1888, fecha de la última incorporación de objetos procedentes de la muestra de Madrid. Sin embargo, gracias a los estudios de procedencia actuales, han podido identificarse objetos provenientes de la exposición de Madrid que no fueron publicados en el boletín. Estas piezas —el casco del datu Aliubdin (consúltese el informe BMVB03), una cota de malla de la toma de Tapul (consúltese el informe BMVB12), el barong del ataque a Harun— suscitan nuevas preguntas: ¿Fue Balaguer quien se interesó por estos objetos? ¿Llegaron de forma casual a Vilanova? ¿O Balaguer recibió indicaciones de alguien para evitar que acabaran en el museo madrileño de Ultramar?
Durante el proceso de investigación actual, ha aparecido un personaje que podría aportar nuevos datos sobre el tema o, quizá, generar nuevas preguntas. Se trata de Pedro Ortuoste García, traductor de las lenguas de Mindanao y Joló de la administración del gobierno de Filipinas. Nacido en Manila en 1836 —hijo de un funcionario vasco de la contaduría de la Hacienda Militar, destinado a la Comandancia Militar de Polloc (Mindanao) al menos desde 1852—, Ortuoste empieza su trayectoria como traductor con solo diecinueve años. Desde 1858 hasta 1879 ejerció como traductor, participando en las operaciones militares de Mindanao y Sulu. En 1879, fue nombrado intérprete de idioma joloano [sic] de la Secretaría del Gobierno General. Ortuoste estuvo presente en la firma del tratado de soberanía española en Joló de 1878, así como en el nombramiento del sultán Harun en 1886.
Figura muy bien considerada por el Ejército y la administración española, Ortuoste fue condecorado en numerosas ocasiones por su implicación, arrojo y valentía. A causa de su conocimiento de los idiomas de Mindanao y Sulu, fue una figura clave para la administración española tanto sobre el terreno —durante las operaciones bélicas— como en Manila —ejerciendo de responsable de la traducción de todo lo que hacía referencia a estas islas—. Mientras los gobernadores de Sulu y Mindanao, y los gobernadores generales de Filipinas, iban y venían, Pedro Ortuoste era la persona que garantizaba el conocimiento de la situación de las «morismas». Durante la crisis de 1882 con el sultán Badaruddin II, mandos próximos al general Primo de Rivera se plantearon, incluso, la posibilidad de convertirlo en el secretario del sultán de Sulu (AHN, ULTRAMAR, 5333, exp. 1, n.º 41, 1882-1883).
Pedro Ortuoste asistió a la inauguración de la Exposición General de las Islas Filipinas de Madrid como integrante de la comitiva del Gobierno General de Filipinas. Ocasionalmente, también hizo de acompañante y traductor de los representantes de Mindanao y Sulu que formaban parte del zoo humano. En marzo de 1887, el gobernador Terrero escribe al ministro de Defensa en Madrid, Manuel Cassola, indicando que Ortuoste se reunirá con él para ponerle al corriente de la situación en Mindanao y Sulu, «que él conoce como nadie» (Archivo General Militar de Madrid [AGMM], 5460.7, 1887: 3). Es durante ese viaje a Madrid cuando Ortuoste conoce a Víctor Balaguer y entablan amistad. Así se desprende de las numerosas crónicas de prensa sobre la exposición y de la familiaridad con que Ortuoste se dirige a Balaguer en las cartas que, con posterioridad, le irá enviando desde Manila. A partir del año 1888, este vínculo se materializa en una serie de donaciones a la BMVB. En el boletín de la institución del 26 de agosto de 1888, se informa de una importante donación de objetos, compuesta en gran parte por armas de Mindanao y Joló. Sin embargo, de los cincuenta y cuatro objetos identificados en el boletín del museo, actualmente solo hay cinco registrados en el inventario como donación de Pedro Ortuoste. Inicialmente, nuestras sospechas nos hacían pensar que el cuchillo del sultán Harun podría haber formado parte de dicha donación, pero la fecha del ataque de los juramentados (16 de agosto de 1888) es posterior al arribo de la donación de Ortuoste al puerto de Cádiz (13 de agosto de 1888), lo cual nos hace descartar que haya sido enviado por él en aquel momento.
Tiempo después, una carta de Ortuoste fechada el 9 de noviembre de 1888 informa a Balaguer sobre el envío de nuevos objetos hacia Vilanova. En concreto, Ortuoste habla de una lantaka que quiere hacer llegar a través de su amigo Alfredo Darnell, capitán de infantería en Joló y uno de los militares enviados a Matanda para parlamentar con Aliubdin cuando quiso proclamarse sultán. En la misma carta, Ortuoste explica que: «tengo encargadas otras que cuando las reciba se las enviaré a V. así como otros objetos de aquellas comarcas». También le dice a Balaguer que ha conseguido el trono del sultán de Joló —los cojines del cual ha enviado a restaurar a China— y que su destino es el museo de Vilanova. Finalmente, en mayo de 1889 se publica en el Butlletí de la BMVB la incorporación de la lantaka en la colección filipina. En la misma publicación se anuncia que Ortuoste ha conseguido el trono del sultán de Joló y que lo enviará a Vilanova una vez concluida su restauración. Es interesante que vuelva a mencionarse el trono, medio año después de la primera noticia en la carta de Ortuoste. Estas pistas nos hacen conjeturar que existe una remota posibilidad de que, efectivamente, Darnell llevara la lantaka y nuevas noticias del trono a Vilanova como había anunciado Ortuoste. Como el boletín se publicaba a finales de mes, es posible que la lantaka llegara entre finales de abril y la publicación del boletín de mayo (como habitualmente pasaba con todas las donaciones publicadas). En esta ocasión, el boletín no detalla cómo ha llegado la lantaka, sino simplemente que ha sido donada por Ortuoste. El hecho, no obstante, es que desde noviembre de 1888, cuando Ortuoste informa de la entrega que realizará Darnell, hasta la publicación del ingreso de la lantaka en el fondo de la BMVB pasan casi siete meses. Es por eso que, quizá, el anuncio público en el boletín puede corresponder a una actualización de primera mano, más que a una carta recibida meses antes. ¿Podría Darnell haber trasladado también el barong del atentado de Harun? La constatación de que el atentado no aparece en la documentación disponible en el AHN, en el archivo de la BMVB ni en el resto de archivos y bibliografía consultados permite suponer que el barong recibió el mismo estatus reservado. Un atentado contra la casa del sultán, en una ciudad controlada por los españoles y en un territorio codiciado por otras potencias europeas, podría haber sido interpretado de múltiples maneras y el hecho de publicitarlo podía tener consecuencias políticas imprevisibles. Partiendo de esta tesis, Darnell habría sido la persona más indicada para llevar hasta Vilanova un objeto de tamaña importancia. Por otro lado, parece razonable que Pedro Ortuoste tuviera relación con el envío del barong, sobre todo si tenemos en cuenta su perfil, la proximidad con el sultán, su influencia en la corte y el conocimiento de la intención de Balaguer de ampliar la colección filipina de Vilanova. Aun así, Ortuoste murió en Manila el día 12 de mayo, víctima de un derrame seroso producido por una pericarditis aguda, y sobre el trono del sultán no se supo nada más. En agosto de 1889, el boletín del museo se hacía eco de la defunción de Ortuoste, alabando su aportación a la colección filipina del museo, «que es, en su clase, la mejor y más completa que existe en España». A pesar de estos argumentos, hay que recordar que todo lo que se expone en este párrafo son conjeturas que llenan las lagunas que ha dejado la reconstrucción de los hechos.
Por último, Harun sobrevivió al ataque juramentado y continuó ejerciendo como sultán de Sulu hasta el año 1893 cuando, discretamente, abdicó para ceder el trono a Amirol Quiram. A continuación, se estableció en Bono-Bono, al sur de Palawan, y se le otorgó autoridad para gobernar sobre la población musulmana en Balabac y otras islas del sur de Palawan, incluyendo los actuales municipios de Brooke’s Point, Rizal, Quezon y Española. Tras la muerte de Harun, su hijo, el datu Bataraza, ocupó el lugar del padre hasta que, durante la ocupación estadounidense de Filipinas, fue nombrado gobernador adjunto. Con la llegada de los norteamericanos, se reforzó su poder y su liderazgo se extendió territorialmente hacia el sur. Los descendientes de Harun se mantuvieron en las instituciones de Palawan hasta finales de la década de 1970.
Estimación de la procedencia
El barong, un cuchillo corto y ancho, es el arma nacional de los tausug de Sulu. Este barong específico, con una hoja de 36 cm, perteneció a uno de los tres juramentados que atacaron al sultán Harun el 16 de agosto de 1888, causando varios muertos y heridos. El sultán Muhamad Harun ar-Rashid había sido nombrado por el gobernador general Emilio Terrero y gobernó Sulu desde 1886 hasta su abdicación en 1893. Nacido en Palawan y muerto en 1899, Harun fue fundamental en la firma del tratado de paz de 1878, que aseguraba la sumisión de Sulu a la soberanía española.
Después de la muerte del sultán Jamalul Aʿlam, su sucesor Badaruddin II no mantuvo la estabilidad, cosa que llevó a rebeliones y ataques de juramentados. En 1882, Badaruddin fue acusado de comprar armas a los británicos, violando un tratado con España. Después de su muerte, en 1884, surgieron disputas por el trono y dos candidatos fueron proclamados sultanes al mismo tiempo. En 1886, Harun fue nombrado sultán por Terrero, cosa que causó fricciones internas. Sin embargo, Harun fue apoyado militarmente por los españoles.
En octubre de 1886, Harun llegó a Sulu acompañado de Pedro Ortuoste. El nuevo sultán topó con la resistencia local y debió residir bajo protección española. Aunque inicialmente obtuvo cierto apoyo, este fue efímero y enseguida llegaron los ataques de los partidarios de Amirol Quiram. En respuesta, los españoles llevaron a cabo varias operaciones militares —con combates intensos y la destrucción de fortificaciones— para intentar someter a los rebeldes.
En febrero de 1887, el gobernador general declaró el estado de guerra. La ofensiva contra Maimbung, la capital del sultanato, acabó con la ciudad destruida y el traslado a Joló de comerciantes chinos para garantizar su lealtad a Harun. Tras la presa de Maimbung, las operaciones militares continuaron en la isla de Tapul y en otras áreas, consiguiendo la rendición de los rebeldes.
Aunque Harun consolidó su poder, tuvo que hacer frente a dificultades económicas y a conflictos diplomáticos. En junio de 1888, hubo un ataque juramentado en Joló, y en agosto de aquel mismo año, tres juramentados intentaron asesinar a Harun. La posible respuesta española fue otorgarle una nueva residencia en Mubu en diciembre de 1888.
La pregunta central es cómo llegó el arma que nos ocupa a la Biblioteca Museo Víctor Balaguer (BMVB). El Butlletí de la BMVB no menciona al donante ni la entrada del objeto. La información en el inventario es contradictoria y la pieza aparece fechada en años diferentes (1887 y 1899). La Exposición General de las Islas Filipinas en Madrid, organizada por Víctor Balaguer, permitió aumentar la colección filipina del museo. Balaguer solicitó duplicados de obras a Filipinas, y al final de la exposición, un número importante de objetos, tanto de donantes reconocidos como anónimos, fueron enviados a Vilanova.
Pedro Ortuoste García, traductor de lenguas de Mindanao y Joló, puede haber jugado un papel clave en esta historia. Ortuoste, presente en la firma del tratado de soberanía en Joló y en el nombramiento del sultán Harun, participó también en la Exposición General de las Islas Filipinas en Madrid. Allí conoció a Balaguer, iniciando una relación que resultó en varias donaciones a la BMVB. En 1888, Ortuoste anunciaba el envío de objetos a Vilanova, incluyendo una lantaka y el trono del sultán de Joló. Aunque la donación de la lantaka se publicó en el boletín de mayo de 1889, el trono no se mencionó más. Ortuoste murió en mayo de 1889, y el boletín anunció su defunción en agosto, destacando su contribución a la colección filipina.
Alfredo Darnell, capitán de infantería en Joló y amigo de Ortuoste, también podría haber estado involucrado en la llegada de la pieza a la BMVB. Ortuoste mencionaba en una carta de noviembre de 1888 que Darnell entregaría la lantaka y otros objetos en Vilanova en su nombre. Aunque la donación de la lantaka quedó documentada, el barong del atentado contra Harun no se menciona específicamente en la documentación. Es posible que Darnell, dada su proximidad a los acontecimientos y teniendo en cuenta su viaje a España, haya trasladado también el barong, sobre todo si consideremos la importancia del objeto, la necesidad de confidencialidad y las implicaciones políticas del atentado.
Harun sobrevivió al ataque y gobernó en Sulu hasta 1893, abdicando en favor de Amirol Quiram. Harun se estableció en Palawan y gobernó varias zonas del archipiélago hasta su muerte. Sus descendientes continuaron en roles de liderazgo en Palawan hasta finales de la década de 1970, es decir, muy entrado el siglo XX.
En resumen, el barong, posiblemente, llegó a la BMVB a través de Pedro Ortuoste y Alfredo Darnell, aunque faltan pruebas definitivas y aclarar las lagunas en la estimación de la procedencia causadas por los vacíos documentales de los archivos consultados.
Posibles clasificaciones alternativas
Como posible clasificación alternativa, tendría que sintetizarse la biografía del sultán Harun presentada en esta ficha para contextualizar el objeto. A pesar de que todavía no sabemos quién pudo ser el coleccionista o el donante, sí que podrían modificarse una serie de campos, como se propone a continuación.
Método de adquisición: Arma requisada después de neutralizar un atentado suicida.
Lugar de adquisición: Joló, isla de Sulu, archipiélago de Sulu, Filipinas.
Lugar de producción/origen: Isla de Sulu, archipiélago de Sulu, Filipinas.
Grupo de adscripción: Pueblo tausug, isla de Sulu, archipiélago de Sulu, Filipinas.
En cuanto a la datación, esta tiene que ser, al menos, posterior al atentado.
Fuentes complementarias
(1882-1883) Expediente general sobre conflictos con Joló (4.ª part). Signatura: Ultramar, 5333, exp. 1, doc. núm. 41. Madrid: Archivo Histórico Nacional.
(1882-1883) Expediente general sobre conflictos con Joló (4.ª part). Signatura: Ultramar, 5333, exp. 1, doc. núm. 43. Madrid: Archivo Histórico Nacional.
(1882-1883) Expediente general sobre conflictos con Joló (4.ª part). Signatura: Ultramar, 5333, exp. 1, doc. núm. 46. Madrid: Archivo Histórico Nacional.
(1874-1889) Expediente personal de Pedro Ortuoste. Signatura: Ultramar, 52223, exp. 43. Madrid: Archivo Histórico Nacional.
(1886) Exposición general de las Islas Filipinas, 1887. Madrid: Impr. y fundición de Manuel Tello. Fons general, signatura: FP/1187. Vilanova i la Geltrú: Biblioteca Víctor Balaguer.
(1887) Concesión de recompensas a heridos y contusos en las operaciones sostenidas en Mindanao. Signatura 5460.7. Madrid: Archivo General Militar de Madrid [consulta: 19/03/2024].
Albi, J. (2022). Moros. España contra los piratas musulmanes de Filipinas (1574-1896). Madrid: Desperta Ferro.
Balaguer i Cirera, V. (1886-1888). Correspondencia reservada con el Gobernador general de Filipinas. Fons general, signatura 5 Ms. 113. Vilanova i la Geltrú: Biblioteca Víctor Balaguer.
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Diario de Manila. Any XXVIII, (224) [consulta: 30/06/2024].
—(31 d’agost de 1886 ). Any XXXVIII, (199), [consulta: 20/06/2024].
—(7 d’octubre de 1886 ). Any XXXVIII, (230), [consulta: 30/06/2024].
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