Síntesis de los resultados
La macana de Ayonique, presente en la colección de la Biblioteca Museo Víctor Balaguer (BMVB), representa las complejas dinámicas coloniales y los desafíos de la ocupación española en Filipinas y otras regiones del Pacífico durante el siglo XIX. Este objeto es una especie de maza de madera con la inscripción «Macana de Ayonique. Defensa de los indios», aunque su contexto y procedencia exactos carecen de documentación específica en los inventarios del museo.
A pesar de los más de dos siglos de presencia española en Filipinas, a finales del XIX, diversas áreas, incluidas zonas de Mindanao y la Cordillera Central de Luzón, permanecieron fuera del control efectivo de los colonizadores. Las tensiones geopolíticas y la percepción de amenaza por parte de otras potencias europeas, como Alemania y Gran Bretaña, impulsaron a España a reafirmar su dominio sobre estas regiones. Esto se tradujo en esfuerzos coloniales como la ocupación de las islas Carolinas (actualmente Estados Federados de Micronesia), incluida la isla de Yap, donde podría haberse recogido esta macana.
La crisis de las Carolinas de 1885 evidenció la fragilidad de la soberanía española. La presión internacional y la intervención diplomática del papa León XIII fueron necesarias para resolver un conflicto territorial con Alemania. Aunque España mantuvo la soberanía sobre las islas, su control administrativo continuaba siendo limitado. Este período estuvo marcado por la estrategia tradicional de emplear a misioneros religiosos para establecer estructuras administrativas, un enfoque que topó con una resistencia local significativa.
El término «macana», de origen taíno, se utilizaba para describir armas ofensivas parecidas a porras o garrotes pesados, comúnmente empleadas por los nativos americanos y, por extensión, en las colonias españolas de las Indias Orientales. La macana de Ayonique refleja la apropiación y reinterpretación de objetos indígenas en el contexto colonial, donde estos artefactos eran recogidos y exhibidos como curiosidades exóticas.
La Exposición General de las Islas Filipinas en Madrid en 1887 fue un acontecimiento clave para la integración y difusión de material colonial en España. En esta exposición se exhibieron objetos de Filipinas y otras colonias, enfatizando un supuesto dominio cultural y administrativo. Sin embargo, esta muestra también reflejaba una visión eurocéntrica que simplificaba y descontextualitzaba las culturas indígenas, presentando sus pueblos y artefactos como salvajes o primitivos.
La macana de Ayonique llegó a Vilanova procedente de la Exposición General de las Islas Filipinas a través de la mediación de Víctor Balaguer, fundador del museo y figura clave en la organización de la muestra. Balaguer se aseguró de que muchos de los objetos presentados en la exposición fueran donados a la BMVB, enriqueciendo la colección con artefactos que proporcionan un valioso testimonio de la interacción colonial.
A pesar de la falta de documentación detallada sobre su origen, la macana de Ayonique evidencia la complejidad de las relaciones coloniales y la continua influencia de estas narrativas en la representación y comprensión de las culturas indígenas en contextos museísticos. Un enfoque decolonial implica reconocer estas dinámicas y buscar formas de representar las historias y culturas indígenas de manera respetuosa y precisa, desafiando las simplificaciones coloniales y valorando las perspectivas locales.
Reconstrucción cronológica de la procedencia
El objeto en cuestión es una especie de maza de madera de una sola pieza, con una inscripción que dice «Macana de Ayonique. Defensa de los indios». En el mismo inventario de la BMVB se define el objeto como raro, a pesar de que no existe información de contextualización al respecto. La macana es una arma ofensiva, similar a un machete o a una porra, hecha con maderas duras y, a veces, con cortes de piedra, que empleaban los nativos americanos. El término «macana», de origen taíno, se utiliza ampliamente para referirse a las mazas de madera que usaban los guerreros de los pueblos precolombinos de América Central y Sudamérica, aunque también se emplea a menudo para designar a los garrotes pesados. Este término muy posiblemente se incorporó al vocabulario armamentístico de los conquistadores españoles en el Virreinato de la Nueva España, y por extensión se utilizó del mismo modo en las Indias Orientales españolas. En cuanto al lugar de origen, Juan Álvarez Guerra —político, viajero, escritor y comisario regio de la exposición— en el primer volumen de sus Viajes por Filipinas, titulado De Manila a Marianas, describe su viaje a la isla de Yap en el archipiélago de las Carolinas:
«Nos acercamos á Ayonique, pasamos junto al arrecife de Duñgas, rebasamos con precaución la cala de Buncual y ya teníamos á la vista la embocadura de Bahía de Agui» (Álvarez, 1887: 230)
La isla de Yap, al oeste de las islas Carolinas (actualmente Estados Federados de Micronesia), era el hogar de diversos grupos étnicos con una cultura común y particularidades únicas. Los yapese, el grupo principal, eran conocidos por su estructura social jerárquica y sus complejas redes comerciales, basadas en la agricultura, la pesca y el comercio marítimo. Famosos por sus piedras rai, utilizadas como moneda, los habitantes de Yap mantenían relaciones comerciales con atolones próximos como Ulithi y Ngulu. Los españoles interpretaban a los yapese mediante sus prejuicios eurocéntricos, describiéndolos como de complexión ligera, pero clasificándolos en términos generales como «raza malaya». Los líderes locales eran denominados «caciques» o «reyezuelos» (Miguel, 1887: 70), minimizando la legitimidad de su autoridad. La sociedad yapese estaba organizada en clanes y linajes, con un sistema hereditario que determinaba la jerarquía social. Las prácticas culturales yapese incluían ceremonias y danzas, fundamentales para su identidad. Aun así, la visión colonial simplificaba su estructura social, aludiendo a castas de libres y esclavos sin reconocer las complejas dinámicas internas.
Para intentar reconstruir la llegada de esta macana de la isla de Yap a la BMVB, es necesario acercarse brevemente a la figura de Víctor Balaguer, fundador del museo. En la Real Academia de la Historia (RAH) se le define como político, escritor, periodista, historiador y mecenas cultural. A pesar de que este enfoque es adecuado dada su amplia actividad, quizá sea arbitrario. Otra faceta destacada del personaje, su grado 33 de masonería, ni se menciona. También fue notable su pasión por el archipiélago filipino, que él mismo explicaría en su libro Islas Filipinas (Memoria), publicado en 1895.
En 1884 —partiendo de su biblioteca y colecciones personales como fondo inicial— inauguró en Vilanova i la Geltrú la Biblioteca Museo Víctor Balaguer, una institución que ofrecía servicios de biblioteca, hemeroteca, museo y centro de enseñanza. Hizo, además, importantes donaciones de libros para la fundación de nuevas bibliotecas, como la de Sitges.

Balaguer, en su tercer mandato como ministro de Ultramar (del 10 de octubre de 1886 al 14 de junio de 1888), impulsó importantes reformas en política hacendaria, arancelaria, de obras públicas y de transportes y comunicaciones; así como una progresiva extensión de la legislación peninsular acorde con sus posiciones asimilacionistas. Además, creó el Museo Biblioteca de Ultramar en Madrid —que él mismo dirigió hasta su muerte—, el Museo Biblioteca de Filipinas, en Manila, y fue el verdadero artífice de la organización de la Exposición General de las Islas Filipinas, celebrada del 30 de junio al 30 de octubre de 1887.
El madrileño parque del Buen Retiro albergó la exposición. El Palacio de Cristal, también conocido en la época como «Pabellón de Cristal», se construyó para la muestra. Y a pesar de que estaba previsto convertirlo en la sede del Museo Biblioteca de Ultramar, esto no llegó a suceder nunca.
La exposición exhibió a un grupo de entre cuarenta y cincuenta personas originarias de Filipinas junto con objetos, productos y plantas locales, recreando en el lago del palacio el «hábitat natural» de los indígenas filipinos. Se trató del primer zoológico humano en España en época moderna, y tras su éxito de afluencia, hubo empresas privadas que organizaron nuevas exhibiciones de personas no europeas, tanto de colonias españolas como de otros países, una práctica que existió hasta el año 1942.
En lo referente a la recolección de objetos, se puso en marcha un organismo centralizado, con sede en Manila, con sus respectivas ramificaciones provinciales y locales. Las juntas locales recolectaban los objetos sobre el terreno y los remitían a las subcomisiones provinciales, y estas a su vez enviaban los objetos a Manila, desde donde viajaban hasta la Península a bordo de las naves de la Compañía Transatlántica, propiedad de Antonio López y López. Cómo señala Sánchez Gómez, la composición de este sistema de recolección de artefactos reflejaba la estructura social y administrativa de la sociedad filipina del momento (2003: 44): las juntas locales estaban integradas por miembros de las élites indígenas, mientras que en las comisiones provinciales y central figuraban miembros del clero, así como autoridades civiles.
En el Butlletí de la BMVB de julio de 1887, página 5, la gran noticia es la inauguración de la exposición por parte de Víctor Balaguer, bajo los auspicios de la reina regente. Al final de la noticia, aparece un párrafo independiente que dice:
«Por conducto fidedigno hemos sabido que muchos de los objetos que figuran en la exposición de productos filipinos, actualmente abierta en Madrid, serán cedidos por sus dueños a esta Institución, para dar con ello una prueba de deferencia y gratitud al fundador de la biblioteca museo, actualmente ministro de Ultramar, a quien se debe la realización de tan importante certamen».
Balaguer solicitó duplicados de obras directamente a Filipinas, como el mapa etnográfico de Mindanao enviado desde allí hasta Vilanova (Oliva, 1887: 1). La correspondencia de Balaguer y el boletín también mencionan el envío de objetos a Vilanova después de la muestra. Entre octubre de 1887 y febrero de 1888 se registraron donaciones provenientes de la exposición, a pesar de que algunos objetos no aparecen en las publicaciones del museo. El boletín mensual y la correspondencia entre Balaguer y Joan Oliva proporcionan valiosa información sobre las adquisiciones, cosa que permite identificar a donantes que cuestionan los inventarios de la BMVB. La fiabilidad de los inventarios de la colección filipina es cuestionable en la medida en que hay numerosos errores de datación, definición o catalogación. En las bases de la organización de la exposición, había un artículo que establecía que si, tras el cierre de la muestra, quedaban objetos sin reclamar, estos serían donados a beneficencia.
La Exposición General de las Islas Filipinas celebrada en Madrid en 1887 tuvo un impacto notable en la percepción pública y en la política colonial española. Esta exposición no solo sirvió para mostrar los éxitos militares en Filipinas, sino que también facilitó la integración y difusión de material exótico de las colonias, como armamento y artefactos culturales, en el contexto europeo. Tanto es así que se exhibieron objetos procedentes de otras colonias españolas, no solo de Filipinas. En la sección Adicional de la muestra hubo dos expositores que así lo hicieron. Por un lado, el Museo Arqueológico Nacional presentó una nutrida colección de objetos procedentes del extinto Museo Ultramarino, mayoritariamente de Filipinas, a pesar de que también incluía objetos de Puerto Rico (Catálogo: 636), y de Fernando Poo (Catálogo: 642 y 644). Por otro lado, el Museo de Artillería, entre sus extensas colecciones de armas, presentó numerosos objetos de las islas Carolinas, que formaban parte de las Indias Orientales españolas.
Entre los objetos exhibidos por el Museo de Artillería, en la sección de armas contundentes (Catálogo: 645), se presentaron dos macanas de las islas Sándwich, y otra más de las Carolinas. Según González Enríquez (1995: 94), hay una macana carolina en el Museo de América, con otros objetos carolinos, que procedía de la Comisión Científica agregada a la escuadra militar destinada al Pacífico (1862-1866). La procedencia de estos objetos es diversa, pero se menciona específicamente que muchos de ellos provienen de las expediciones científico-militares organizadas desde la península Ibérica o desde las costas americanas durante el siglo XVIII. También se indica que algunas de estas piezas llegaron al museo a través de colecciones privadas como la Borbón-Lorenzana o Rivadeneira, y otras fueron adquiridas a partir de la Exposición General de las Islas Filipinas de 1887. Esta información podría confirmar que la pieza que hay en Vilanova podría tratarse de la macana carolina exhibida en la exposición: «Es de madera dura, de una sola pieza, de cabeza ojival y labrada sencillamente por la extremidad» (Catàleg: 646). Como hemos podido averiguar durante el proceso de investigación, es posible que no solo este objeto de la BMVB, sino al menos otro más (informe BMVB_12), hayan podido formar parte del expositor del Museo de Artillería en la muestra de Madrid, y llegar a Vilanova tras la finalización de esta.

Estimación de la procedencia
La macana de madera descrita como «Macana de Ayonique. Defensa de los indios» es un objeto procedente de la isla de Yap, en las islas Carolinas, que revela la complejidad de los procesos de colección y exhibición en el contexto colonial español. Según el inventario de la Biblioteca Museo Víctor Balaguer (BMVB), el objeto se considera raro y no hay información de contextualización detallada. Para reconstruir su llegada a Vilanova i la Geltrú, es esencial entender el papel de Víctor Balaguer y el impacto de la Exposición General de las Islas Filipinas de 1887 en Madrid.
Víctor Balaguer, fundador de la BMVB, fue una figura destacada, con múltiples facetas como político, escritor y mecenas cultural. Además de su pasión por Filipinas, Balaguer fue un ferviente defensor e impulsor de la cultura filipina y de sus colecciones. Durante su tercer mandato como ministro de Ultramar, organizó la Exposición General de las Islas Filipinas, que sirvió para mostrar la diversidad y riqueza de las colonias españolas. Esta exhibición celebrada en Madrid en 1887 tuvo un gran impacto en la percepción pública y en la política colonial española. Además de mostrar los éxitos militares en Filipinas, facilitó la integración y difusión de material exótico de las colonias, incluyendo armamento y artefactos culturales. En la exposición se presentaron objetos no solo de Filipinas, sino también de otras colonias españolas. El Museo Arqueológico Nacional exhibió una variada colección de objetos —principalmente de Filipinas, pero también de Puerto Rico y Fernando Poo—, mientras que el Museo de Artillería mostró numerosos objetos de las islas Carolinas.
La macana en cuestión formó parte de la colección expuesta por el Museo de Artillería en la Exposición General de las Islas Filipinas. En este contexto, es plausible que el objeto que ahora se encuentra en Vilanova sea una de las macanas carolinas exhibidas, tal como se documenta en el catálogo de la exposición. El Butlletí de la BMVB de julio de 1887 menciona que muchos de los objetos de la exposición serán cedidos a la institución en agradecimiento a Balaguer, sugiriendo que la macana podría haber llegado a Vilanova como parte de esta donación.
Además, la correspondencia y los registros de la época indican que varios objetos de la exposición fueron enviados a Vilanova entre octubre de 1887 y febrero de 1888. Este flujo de objetos ayuda a explicar cómo llegó la macana a la BMVB, a pesar de las inconsistencias en los inventarios y de la posible carencia de documentación detallada.
Posibles clasificaciones alternativas
A partir de los resultados de la presente investigación, pueden actualizarse los siguientes datos en el inventario:
Breve descripción institucional: Maza, macana
Lugar de adquisición: Islas Carolinas (actualmente Estados Federados de Micronesia)
Lugar de producción/origen: Ayonique, isla de Yap
Colector/a: Museo de Artillería (Exposición General de las Islas Filipinas)
Donante o vendedor/a: Víctor Balaguer
Grupo de adscripción: Yapese
Fecha de adquisición por parte de la institución: finales de 1887 – principios de 1888
Fuentes complementarias
Álvarez Guerra, J. (1887). Viajes por Filipinas: De Manila a Marianas. Madrid: Imprenta de Fortanet.
Archivo Histórico Nacional (1885). Crean el Gobierno Político de las Islas Carolinas y Palaos con Enrique Capriles Osuna al frente (ES.28079.AHN/16//ULTRAMAR, 5346, Exp.19).
Balaguer i Cirera, V. (1886-1888). Correspondencia reservada con el Gobernador general de Filipinas. Fons general, signatura 5 Ms. 113. Vilanova i la Geltrú: Biblioteca Víctor Balaguer.
Boletín de la Biblioteca Museo Víctor Balaguer (1a època, 26 de juliol de 1887), (34). Vilanova i la Geltrú: Imp. José A. Milá.
Crailsheim, E. (2021). Ambivalencias modernas. Guerra, comercio y «piratería» en las relaciones entre Filipinas y los sultanatos colindantes a finales del siglo XVIII. Madrid: Polifemo.
Exposición General de las Islas Filipinas Madrid (1887). Catálogo de la Exposición General de las Islas Filipinas celebrada en Madrid … el 30 de junio de 1887. Signatura: AHM/633416. Madrid: Biblioteca Nacional de España.
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Sánchez Gómez, L. Á. (2003). Un imperio en la vitrina: El colonialismo español en el Pacífico y la Exposición de Filipinas de 1887. Madrid: CSIC Press.
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